Los géneros literarios de ciencia ficción en todas sus variantes permanecieron gran tiempo encerrados en el papel y en la imaginación de los lectores. Finalmente, en el siglo pasado pudieron encontrarse con el cine y dar un salto hacia los campos audiovisuales. Las cada vez más fantasiosas producciones cinematográficas inspiradas en estos géneros requieren la adecuación de efectos especiales más creíbles y representaciones fuera de las leyes de la ciencia. Las películas de superhéroes, que se encuentran en su apogeo por el momento, requieren a veces más posproducción irreal animada que la producción humana y actoral. Aunque mucho del contenido que vemos es generado por computadora, las narrativas son tan bien construidas que la verosimilitud de estas obras supera a la realidad.
Entre estos géneros y el avance cinematográfico surgió el cyberpunk, un subgénero que conjuga lo subversivo con mundos distópicos y tecnológicos (normalmente). Quizá para nuestros abuelos aún sea chocante ver robots fumando una pipa junto a un militar con prótesis robóticas en medio de una guerra cibernética virtual en alguna película, pero para muchos de nosotros esa es la regla.
Aún con todo este desarrollo técnico, la intención narrativa no toma elementos solo de la ciencia ficción sino que se empapa de las temáticas sociales y reivindicatorias de géneros como el realismo sucio. Así, aunque tengamos hermosas ciudades cibernéticas con todo automatizado y drones al servicio de los humanos, la calidad de vida de los habitantes es pobre debido a la pérdida de sus valores orgánicos, alguna guerra cibernética o simplemente por la subutilización de las facultades humanas. Por eso, el cyberpunk no debería considerarse únicamente como una derivación de la ciencia ficción sino como una dura crítica a la contundente automatización y avance de la tecnología en nuestro día a día.
Temas como la inteligencia artificial, la invasión de los robots y la deshumanización son las estrellas en las historias cyberpunk, junto con una inmensa creatividad al imaginar mundos futuristas y nuevos aparatos electrónicos que se acoplan a la vida diaria. En este sentido, el cyberpunk no solo se queda con las artes cinematográficas sino que requiere del abanico completo de las ramas artísticas como el diseño, la animación e incluso la sonorización.
Aunque el Ecuador no ha incursionado aún de manera fuerte en este género no implica que no existan entusiastas que ya estén acogiendo las características de este subgénero para sus producciones artísticas. Entre las motivaciones de innovación de nuestro Instituto, la formación integral que permita adoptar estilos como este es clave. El concept art de los espacios y personajes, la colorización y cromática, la dirección artística, los guiones, las animaciones, las narrativas e incluso los sonidos adecuados para estos mundos robóticos son contenidos de nuestros syllabus. Lamentablemente, aunque tengamos los conocimientos necesarios para este estilo, falta la decisión de querer incursionar en él de parte de la comunidad creativa ecuatoriana, pero esperamos que muy pronto comience.
Mientras tanto tendremos que seguir deleitándonos con grandes obras mundiales como Matrix, Blade Runner, Akira, Animatrix, Psycho Pass o Ghost in the Shell en el ámbito cinematográfico. Y en el ámbito transmedia tenemos videojuegos que están llevándose los laureles con esta temática como Cyberpunk 2077 o la inspiración electrónica en bandas como Cybotron o Voivod.
Las tendencias “punk” como el steampunk, el dieselpunk y sobre todo el cyberpunk llegaron para quedarse. No les tengas miedo y deja las excusas sobre presupuestos, o disponibilidad. Necesitamos al pionero ecuatoriano en este género; así que saca tu lápiz y tu cámara y comienza este gran proyecto en donde tu imaginación cuestione la deshumanización tecnológica de la sociedad actual.
Escrito por:
Chihuahua IAVQ